El objeto transicional: el primer gran aliado emocional de tu hijo

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Seguramente alguna vez has visto a tu hijo (o al hijo de algún amigo) aferrado a una manta, un peluche, un trapito o incluso una camiseta vieja. Lo lleva a todos lados, duerme con él, lo abraza cuando está triste o cansado. Este objeto no es simplemente “su juguete favorito”. En muchos casos, estamos ante lo que en psicología se llama un objeto transicional.

Vídeo recuperado de: https://youtu.be/qmFY7GBYFVQ?si=BypNl2nRBh-nfRT8

Con esta clara ilustración de lo que es un objeto transicional, podemos abordar más sobre este fenómeno en la vida de sus pequeños.

¿Qué es un objeto transicional?

El concepto fue desarrollado por el psicoanalista Donald Winnicott en la mitad del siglo XX. Se refiere a un objeto físico —generalmente suave y fácil de manipular— al que el niño se apega emocionalmente. Puede ser una manta, un peluche, un trozo de tela, etc. Lo importante no es el objeto en sí, sino el papel que cumple, el cual puede ser brindar consuelo y seguridad cuando mamá, papá u otra figura de apego no están presentes (Abadi, 1996).

Pero ¿por qué razón es importante el objeto transicional para los pequeñines? Entre el primer y tercer año de vida, tu hijo va a empezar a explorar el mundo por su cuenta: camina, corre, toca, se aleja un poco de ti, pero al mismo tiempo siente ansiedad porque todavía necesita tu cercanía. Es un momento lleno de descubrimientos, pero también de inseguridades.

El objeto lo elige el propio niño, de forma espontánea. No es necesario “asignarle” uno. Puede ser algo inesperado (como una funda de almohada o hasta la etiqueta de un peluche). Lo importante es que el niño lo adopta, lo abraza, lo necesita, especialmente en momentos de estrés, separación o antes de dormir.

A continuación se muestra un vídeo explicando de manera visual lo que es un objeto transicional:

Vídeo recuperado de: https://youtu.be/mxy6Wuip7JI?si=KvQREfTGQDLgHJqE

En la mayoría de los casos, el uso del objeto transicional disminuye de forma natural conforme el niño gana seguridad interna. Es decir, a medida que crece emocionalmente, lo necesita menos. Algunos niños lo sueltan a los 3 o 4 años, otros más adelante. Y aunque parezca curioso, muchos adultos conservan su objeto como recuerdo o lo buscan inconscientemente en otras formas de seguridad emocional (una canción, una prenda, un aroma).

En resumen, el objeto transicional no es solo un peluche, es el primer compañero emocional de tu hijo, un símbolo de su transición entre depender totalmente de ti y empezar a caminar hacia su independencia emocional. Acompáñalo con cariño en este proceso, sin preocuparte de más, pero prestando atención a cómo evoluciona. Porque en el mundo emocional de los niños, hasta el peluche más viejo tiene un papel importante.

Referencias: 

--Clínica Universidad de Navarra (2023). Objeto transicional. https://www.cun.es/diccionario-medico/terminos/objeto-transicional

--Gaddini, R. (1991). Los orígenes del objeto transicional y el síntoma psicosomático. M. Bekei (Comp.), Lectura de lo psicosomático, 19-39.

--Abadi, S. (1996). El objeto transicional. In Transiciones: el modelo terapéutico de DW Winnicott (pp. 35-44).